-Annia ¿Estás bien?-me dijo Lucia.
-Sí-le dije a la vez que me quitaba las lágrimas
disimuladamente- ¿Por qué lo dices?
-No, por nada, solo lo dijo porque como sigas llorando así
vas a inundar el avión. Sabes que puedes confiar en mí, cuéntame que te pasa
cielo.
Pero no podía hacerlo, no quería volver a sufrir como cuando
se lo dije una vez a mi amiga Ángela le
dije lo que sentía con la esperanza de que me apoyara y me entendiera pero me
dijo:
-Como si tú fueras la única.
Nunca le dije el daño que me hicieron esas palabras, y en
gran parte porque es una gran verdad, porque sé que nunca podrá ser mío, que
probablemente dentro de unos años lo veré sonriendo a una chica vestida de
blanco, y esa chica no voy a ser yo.
Estoy enamorada de Harry Styles, sí de Harry Edward Styles.
Ahora entendéis
porque no lo quiero decir ¿no? La gente no me toma en serio, los pocos que lo
saben piensan que lo estoy diciendo en broma, que les tomo el pelo. Pero soy yo
la que llora casi todas las noches pensando en él, soy yo la que se derrumba
cuando lo veo en las revistas con otras chicas, soy yo la persona que quiere
verlo por la maña recién levantado con sus ricitos todos despeinados y soy yo
la chica que quiere ser abrazada por él a la vez que me susurra al oído que me
quiere. Llevo varios meses intentando convencerme que lo tengo que dejar, que
lo único que estoy haciendo es hacerme daño, pero cada vez que lo veo con sus
ricitos, sus ojos verdes y sus hoyuelos se me cae el mundo encima.
“No pienses en eso”-me dije a mi misma
-Vale te diré la verdad, estoy llorando porque estoy muy
emocionada de estar en Londres-dije mintiendo lo mejor que pude.
-Sí la verdad es que es muy emocionante estar aquí.
-Anda vamos a bajar que si nos quedamos aquí sentadas no
llevaran de vuelta a España-dije al ver que éramos de las últimas que quedábamos
en avión.
Veinte minutos después todavía estábamos esperando a por la
maleta de bastantes chicos y chicas de la compañía, solo habían salido la
maleta de Anna, Juan, Marta, David la de otro par de chicos y las dos mías.
Vamos, que todavía faltaban 16 maletas más o menos. Al cabo de media hora ya
estaban todas las maletas en posesión de sus respectivos dueños y metidas en el
maletero de 9 taxis. EL taxi nos hizo un mini tour por las zonas más famosas de
Londres, pero yo no le prestaba atención, estaba pensando en que probablemente
en este mismo momento estaba más cerca de Harry de lo que nunca iba a estarlo en toda mi vida. Cuando me
quise dar cuenta ya estábamos en la entrada del hotel donde íbamos a estar el
año que vamos a pasar en Londres. Cogimos las maletas y nos dirigimos a la
recepción del hotel y nos dieron la habitación número 102.
“Menuda suerte” pensé con amargura“1/02 el día del cumpleaños de Harry”
Entre en la
habitación que iba a compartir con Lucia. Tenía dos camas separadas por una
mesita de noche, un mini-bar, una tele y un buen armario y una televisión.
Vamos, una habitación de hotel totalmente normal
-Me pido la cama que tiene vistas a la terraza- dijo Lucia a
la vez que entraba corriendo a la habitación y se lanzaba a la cama.
-Es toooodaa tuya-le dije a la vez que posaba mis dos
maletas encima de la cama- así te entrara a ti todo el frio en invierno por la
puerta de la terraza je je je je.
-Mira que eres mala- dijo a la vez que me lanzaba lo primero
que pillo en la maleta-. ¡¡¡¡Anda cámbiamela!!!!
-¿No tenias tantas ganas de tener cama con vistas? Pues ahí las
tienes, son tooodaas tuyas, yo me quedo con la cama que tiene la calefacción
justo al lado de la cama.
-Mira que eres puta…
Pero como te quiero.
-Y yo a ti princesa. Anda vamos a deshacer la maleta y a
dormir, son solo las siente y entre que la deshacemos y bajamos a cenar nos dan
las nueve, y no se tu pero yo hoy a las 7 estaba levantada, y tengo un sueño…-
dije a la vez que bostezaba.
-La verdad es que yo también tengo sueño, vamos a acabar con
esto que mañana por la mañana temprano vendrá Anna para llevarnos al primer
ensayo. Va a ser un día muuuy largo.
Lo que yo no sabía en
ese momento es que iba ser un día muy pero que muy
largo, y no iba a ser precisamente por culpa del ensayo.
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